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La delgada línea entre estar bien o mal

  • Writer: Raquel Pérez
    Raquel Pérez
  • Mar 7, 2022
  • 2 min read

Raquel Pérez. Burjassot

Nuria, una chica joven de apenas 20 años que irradia felicidad allá por donde pasa. Su sonrisa desborda su rostro y la alegría que transmite a todo el que se rodea con ella hace que las tardes sean más amenas y cortas con su presencia. Los planes más entretenidos y dispares siempre los propone ella, su energía no le permite estar ni un momento quieta por lo que es imposible aburrirse. El silencio y la tranquilidad no van con su personalidad, por lo que a veces se hace complicado poder buscar un momento de descanso.

Amiga de sus amigos, buena persona y humilde, aunque de vez en cuando suele herir con sus palabras sin ser consciente. Le cuesta controlar sus emociones y no sabe medir sus palabras cuando no se encuentra en su zona de confort. Pese a ello, sabe pedir perdón y escuchar a la gente que le quiere, como su hermano y sus padres y sobretodo, le encanta aprender y mejorar cada día por ser una persona mejor ya que nunca quiere transmitir maldad ninguna.

Detrás de esa fachada alegre y risueña se encuentra una persona vulnerable, sensible y con una enfermedad que le provoca no ser ella misma y perder así toda su personalidad tan arrolladora. Nuria comenzó a perder el apetito, no estaba contenta con su físico y emprendió un camino erróneo del que no sabía salir. Los problemas de salud mental que padecía estaban acabando con ella hasta que un día decidió tomar ayuda profesional.

Pasan los meses y Nuria comienza a volver a desprender alegría y entusiasmo a cada una de las personas que se encuentran en su entorno. La actividad física le mantiene con una motivación inexplicable, su momento de evasión, disfrute y paz mental que cumple religiosamente cada día de la semana, como un reloj sin fallar a su cita con su mayor hobby.

La necesidad que tienen de ayudar en el entorno que le rodea ha hecho que tenga una conexión especial con los animales. Su amor por los perros le ha llevado a trabajar en una protectora de animales donde acude cada día con ilusión por darles una nueva oportunidad y a la vez tristeza al ver la falta de responsabilidad que tienen los humanos. Ella les da un hogar y una oportunidad a los integrantes del refugio, pero a su vez los animales le están salvando a ella. El vínculo que crea en su trabajo le ayuda a trabajar su mente y conseguir una gran estabilidad.

Desde que el médico le detectó su problema de salud mental le afectan mucho los comentarios negativos y se ha vuelto una persona muy sensible pese a mostrar una locura y una energía arrolladora al resto del mundo. Poco a poco comienza a conseguir una estabilidad emocional que hacía mucho tiempo que no conseguía.

Constancia, superación, ambición y la más importante, amor propio, son algunos de los adjetivos que definen actualmente el camino que está viviendo Nuria. Una montaña rusa de emociones y sentimientos que cada vez está más cerca de llegar a su fin.




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